jueves, 30 de octubre de 2008

INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA



MARTÍN ADÁN EN LAS CALLES DE LIMA

Danilo Sánchez Lihón


1.

Yote encontré atribulado y ausente Martín Adánen ese bar de Azángaro, en el sin sabor antiguo del no morir, como del vacío absoluto.

Ausculté tu adolorido corazón y tus anotaciones en esa libreta vacilante que guardabas en el sobaco.

Estuve delante tuyo mirándote cuando calzabasal revés tus zapatos. Destornillé pacientemente tu asombro,y asomé por las escaleras empinadas de tus sentidosa ver volar en tus sienes lo vago, terrible,y deshecho.

¡Tus barbas, tu embriaguez y embeleso crecíanesos días hacia el espanto sin límites!

2.

La rosapara ti era lo concreto del absoluto aquítangible; soporte firme del infinito.Su corolala puerta de entrada y la otra tambiénde salida.La única orilla por la cual lo inmortalse abría.

Era, si acaso sirviera decírtelo, la nave en callada en tu alma y en tus ojos. Porque aquella que sólo tú has cantado, no es la flor sino la esencia del ser,más lejos que la genealogía, más allá de la forma y la cosa nacida y de la otra por nacer.

Pero la rosa igual como nosotros además de existencia es grito y espanto. Es síntesis de belleza de todo lo creado y dejado de crear. ¡Y esto último sí te dolía muy dentro en el alma como a mí tu derrumbamiento,porque la rosa brota aquí y allá. ¡Y hay rosas del pantano. ¡Pero no nace así no más un poeta estupefacto!

3.

Tú presentiste la ruta del halcón y el arcoiris de donde yo venía. Pero sólote importaba la frágil barquichuela de la rosa.

Eso sí,rosa de la totalidad, de lo íntimo y absorto,del elevarse, hundirse y a la vez naufragar.

Barca para ti sin ancla,ni línea de flotación para salvarse. Nave en callada,en quien lo hondo del movimiento es estarsesuspendida; en quien lo fugazes la perennidad.

Era lo que te estaba prometido,el tema asignado que te esperaba desde la eternidad. Y aquello que te había de matar:la espera en el camino, la ávida mitad de tu otra mitad.

4.

Perdido y huyendo de ti mismo en la memoria más remota,metido en ese desastroso gabán que uníaslas solapas con un imperdible barato y abusivo.
Absorto en la destrucción más límpida, extasiado en tu tranquila agonía, en esa playa amarilla donde es inevitableser lúcido, y mucho más con tu tremendo desparpajo.

Así anduvimos por bares y guariques de Lince,con tus ojos desorbitados de inevitable felino,abiertos irreparablemente a ver rodar el mundo.

Tú y yo arrojados al vacío sin compasión ni asidero;lanzados a un río pardo, hosco y mísero.¡Viejo con tus setenta y seis años gloriosos y deplorables!


5.

Descendíasesos días al eslabón perdido del lenguaje animal y de la palabra humana.

Al signo exacto del vocablo inserto en su lado inverso. A la unión gutural del pálpito en la raíz griega y latina.

Y entrabas ahí por ser gato que trasnocha,por tu manera de mirar las cosas,al revés,desde dentro y en forma convexa.

Entonces me reí de tu genialidad, como igual lo hice de tu idea de casa que tenía que ser para ti un hospital de locos. No aquella de la percha,la aldaba tras la puerta, con el perro que olisca y ladra moviéndonos el rabo.

6.

Tus cabellos van revueltos desde el pleistoceno del universo,encima del exorcismo de tus ojos sin dormir.

Enfundado en esa capota gris que aún no sabe que a quien abriga es nada menos que a Martín Adán, adoptado así por mono y primer hombre, pero más por cruel y maltratado enemigo de sí mismo.

¡Aunque fue gracias al excesode experiencias arribar a las ideas puras. Y sólo quienes traspasaron el delirio pudieron acceder, hacer girar sus ojos,y sumergirse como tú en la utopía!

Pero tu derrota no fue solo la de tu clase social,ni tú absurdo y renegado aristócrata,con fincas y propiedades en el centro de Lima.

Aquí estás pagando una cerveza, con billetes de quinientos, soles, recién impresos por el Banco de la Reserva,totalmente sospechosos para el mozo que ausculta y rompe ante de tus barbas decrépitasy malolientes.

7.

Yo no sé si tu salvación o tu derrota también sean estas calles que ávidamente recorremos como sueños a pie en esta ciudad sumergida,hasta llegar al bordede lo real que en verdad es un espejismo.

¡Al oasis que el sediento figura y que solo en uno mismoo es engaño o bien existe. Por que uno es a la vez la expectativa, la mirada y el madero que flota, uno la eternidad y la nuez que rebota,uno el paisaje y el ojo que lo descifra,uno el sentido y la palabra que lo recoge.
¡Uno quien mata. Y el mismo quien resarce, perdona y resucita!

8.

¡Qué pocoo nada contenía este mundo para ti!

Ni cruz que se erija ni lanza que atraviese,ni pardo ataúd, ni esposa llorosa.Ni el fingir ni el despertar.

Ni el homicida que se refugia, ni el niño de hambre que fenece. Sólo la eternidadque es abismo y es piedra. Y sobre todo oído.Mudo misterio y atroz soledad.

Dondesucumbió espacio y tiempo,no hay sendero para el pie, ¡y donde todo es arbitrario e incierto!

9.

Viejo de caída violenta y de paradaestática,viendo sin ver: el mar sin flujo,la vela sin viento, en su inmutabilidad.

Túcon el blanco del ojo penetrando en el vacío, en lo intrincadode cada latido.

En la playa arisca y su avestruz intacta,con la uña en la pata y la pestaña en la pupila.

10.

Y así amanecimos ojerosos y absortosen el mercado de Chorrillos,leyéndote yo jubiloso un libro de mitos andinos,abrazado a mi tierra, para luego beber y fumar en la clara mañana de verano.

Y después morir ya solos a quíen el ataúd de una página irremediablemente amortajada,llena de nostalgia, pero más aún:de asombro y de admiración sin límites viejo querido.


INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA

LA PERLA DONDE YO VIVO

PLAN LECTORPLIEGOSDE LECTURA

Danilo Sánchez Lihón

1. Nunca hubo mejor relación entre la realidad y la metáfora de su nombre

La primera vez que la conocí no podía vivir sino dentro de su nombre. Era imposible olvidar que era La Perla. ¿Por qué?
Porque su nombre coincide con todo lo que es. Porque su nombre está en la luz que la ilumina, en la iridiscencia de la niebla que la envuelve, en el reflejo del sol en las cosas donde se posa, o en el dinamismo y en la quietud que la pueblan.
Como en el resplandor del aire que la envuelve, sea en las mañanas, las tardes o las noches. Sobre todo en los amaneceres. Tanto así que nunca he sentido mayor relación entre la realidad que la integra y la metáfora que contiene su nombre: La Perla.
También por el aire, el cielo, la tierra y el mar que la hacen y la contienen. Por el aura de los acantilados vista desde lejos del litoral, donde todo canta, entona e indica su nombre. Es la Perla de los mares del sur, cuyo nombre coincide con sus éxtasis, sus encantos y arrobamientos.
Y es que aquello que define a La Perla son los acantilados cuyo tamaño o altura va descendiendo desde unos treinta metros sobre el nivel del mar, en La Perla Alta, hasta casi estar al ras de tierra en La Perla Baja.
Este descenso visto en lontananza, o desde la orilla desde donde se divisa cómo el borde terráqueo hace una curva que produce la ilusión de unir el continente con la isla San Lorenzo, hace de este un paisaje sublime, onírico y de hermosura sin par.


2. Como si yo estuviera aquí

Eran dos jóvenes del señorío de Maranga que poblaron estas tierras hace miles de años quienes la dieron nombre:
Rielaba la luz en las aguas del mar al atardecer cuando ella, sabiendo que era irremediable su partida y su adiós hacia aquella región de donde no se puede volver, le dijo:
– Mira el mar.– Prefiero mirarte a ti– Aprende a mírame a mí en la estela de luz que hace el sol en el mar.– Parecen lágrimas. En verdad son lágrimas. Son mis lagrimas por perderte.– Y también las mías por tener que dejarte.– Es un collar de lágrimas. Y de perlas. – Si. Y yo te pido por nuestro amor que has de venir aquí cada tarde y has de mirarlas como si yo estuviera contigo.– Pero tú no estarás y yo no podré vivir sin ti.– Me tendrás. Y mira lo que te traje para que me recuerdes.– ¡Una perla!– Y con ese nombre has de llamar por siempre a este lugar.
3. Alzándose a volar
Y con el nombre de ese lugar surgió La Perla, una ciudad en la costa del Océano Pacífico de Lima que se empina y luego levemente se inclina, se arrodilla y se sume en el mar, porque baja desde los acantilados de La Perla Alta hacia La Perla Baja donde las olas son más altas que el quicio de las puertas y el mar encrespado de blanco pareciera salirse y echarse a jugar con los niños por las bocacalles.
Forma una ensenada con el rosario de luces que parpadean al atardecer desde el Morro Solar de Chorrillos, pasando por Barranco, Miraflores, Magdalena y el viejo San Miguel.
En medio de ese rosario está La Perla. Para quienes la miran desde lejos sumida en su propio éxtasis. Y que junta, extendiendo los brazos, al distrito de la Punta que rebrilla en la lejanía haciendo un abrazo entrañable y profundo que emerge de la tierra y se interna en lo etéreo.
Tengo abiertas las ventanas por donde todos los aromas de las flores que estallan en el jardín ingresan despiertas o dormidas. Los ruidos más lejanos de los barcos que se van y de otros que arriban a la rada del puerto del Callao.
Otro tanto hace el viento y los niños que juegan en el parque. Tal vez tus ojos absortos hayan podido posarse alguna vez en el gesto de ave o paloma alzándose a volar que tiene este litoral y estos acantilados. Y la vasta extensión de casas recostadas suavemente unas al lado de otras.


4. impalpable entre la brisa del mar
los ventarrones de la cordillera

Los primeros pobladores de La Perla, hace más de cinco mil años, eran collas, pertenecientes a la cultura aimara ubicados allá arriba en el techo del mundo, a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar, en la meseta del Collao, al borde del lago Titicaca. ¿Qué afinidad puede haber entre el zócalo del planeta y aquella elevación? Mucha. En el fondo perseguían a la misma diosa, la Mama Cocha.
Para quienes emigraron y se afincaron en lo que hoy es la Provincia Constitucional del Callao, el mar vasto, insondable e infinito era la “Madre agua” del lago sagrado, esencia de culto y adoración y razón suficiente para que aquí se quedaran.
Pero desde aquí hicieron partir varios siglos después uno de los ramales de los caminos del Inca del cual se han encontrado vestigios, lo que prueba que nunca olvidaron su origen y que hay impalpable entre la brisa suave y ululante del mar los ventarrones de la cordillera.


5. Culto al mar y a la luna
Por eso, además de rendirle devoción en los santuarios piramidales que se encontraban en la parte alta de los farallones se han hallado vestigios del culto que dedicaban a otra deidad: la luna.
Eran pescadores diligentes que utilizaban balsas de totora o caballitos de mar que hacían de las cañas que crecían en los humedales cercanos, ahora desaparecidos.

En la parte alta de los escalones abruptos al lado de las capillas estaban las viviendas de quienes además de la pesca se dedicaban a fabricar ollas, que intercambiaban con las poblaciones aledañas de la vera del río Chillón.
El sabio alemán Max Uhle determinó en 1906 que novecientos años a. de C. todavía corría paralelo a la orilla del mar, y bordeando el barranco, un río que denominó Callao.

En aquel lugar se encontraron enormes depósitos de conchas acumulas en sus orillas que guardaban vestigios de los collas de las alturas, más arriba de los cuales solo hay estrellas.
6. Verdaderos palacios

En 1915 la Provincia Constitucional todavía contaba con solo dos distritos: Callao y Bellavista. La Perla pertenecía a esta última jurisdicción.
Dos años después, en 1917, el ingeniero Héctor Boza se propone hacer aquí, en los terrenos sembrados de frutales de la hacienda Miramar y de los fundos de Chacra Alta frente a la ribera marina, una moderna urbanización.
Se realizan los primeros trabajos de suelo creándose vías carrozables y en 1920 los terrenos cercanos a los farallones se lotizaron como zona residencial. Se trazó una amplia avenida perpendicular al mar que se arborizó de cuatro filas de palmeras empinándose airosa y llegando al borde del océano. Su nombre nació indesligable de su fisonomía: Av. Las Palmeras, ahora denominada como Av. Santa Rosa.
Entonces empezaron a construirse las primeras casas, primero de personajes de de alta alcurnia, siendo el lugar donde se afincó la alta clase social de Lima; de profesionales encumbrados; muchas fincas fueron adquiridas por líderes destacados de la política nacional.

Pronto en la avenida que bordea el mar, denominada en aquel entonces Av. Progreso y hoy Costanera, y en la perpendicular de Miramar, se alzaron construcciones que eran verdaderos palacios pertenecientes a ilustres personajes de la sociedad de ese entonces.
Después vendría el pueblo fidedigno, esforzado y generoso, aquel que da autenticidad y belleza verdadera y visión de futuro a las cosas que toca y que hace.
7. Despacho presidencial

En nota de la revista “Mundial” del año 1924 se lee lo siguiente:
“...El milagro de una ciudad que se levanta como un encanto a orilla del mar, en la parte baja del distrito de Bellavista. Son apenas unos cuantos metros, unos cuantos kilómetros siguiendo la Av. El Progreso las que hay que recorrer, y ya estamos en la zona del nuevo balneario, en donde en tres escasos meses se ha realizado la transformación de un terreno irregular en modernísima y pintoresca ciudad...”
Diversos presidentes de la Republica acostumbran alojarse y veranear en estas costas. Y con ellos se instalaba aquí todo el boato, la vocinglería y el alboroto. Entre quienes fueron asiduos concurrentes se cuenta al más ufano, ostentoso y emperifollado de los presidentes que hayamos tenido, el general Oscar R. Benavides.
Esto dio lugar a que el ing. Boza inmediatamente construya una casa aparente para toda la parafernalia estatal que la dona al presidente Augusto B. Leguía, como Casa de Verano de los mandatarios de la nación aristocrática.
Dicha mansión fue despacho presidencial o casa de gobierno hasta en tiempos del envanecido Manuel Prado Ugarteche, quien fue el último en habitarla.
8. Algunos hechos relevantes

En los campos cercanos a la “Mar Brava”, en los alrededores del hoy Parque Guardia Chalaca se construyó el primer aeródromo del Perú.
Allí funcionaba también la Escuela de Aviación, donde el 1 de mayo de 1921 se graduó el legendario Elmer Faucett, adalid de la aviación nacional.
Sin embargo, la naturaleza de los vientos produjo allí varios accidentes.
En uno perecieron el comandante Baudiez y el teniente Chabrier, en el biplano “Coudrón” de la Marina de Guerra del Perú.
Otra lamentable tragedia se produjo en presencia del Ministro de Guerra y de altos jefes del ejército cuando en una demostración aérea y en el vuelo final el teniente Protzel pierde el control de su nave en el momento de aterrizar y se estrella perdiendo la vida.
Dejando estos sucesos cabe registrar que otro hecho relevante es que en la Av. Progreso que bordeaba el mar y la Av. La Paz se realizaba el Circuito Automovilístico más connotado de la época, cual era el Rally Presidente de la República.


9. San Martín de Porresy la Virgen de Guadalupe

Reconstruyendo la nomenclatura del lugar, existía a principios del siglo XX una laguna en lo que hoy es la Av. Víctor Raúl Haya de la Torre, antes 7 de enero, y más precisamente en la intersección con la Av. Venezuela, alimentada por el canal de riego de la Av. Maranga.
En ese lugar se tenía la afición de practicar el deporte de la pesca de especies de río y de camarones, apreciados por su exquisito sabor.
Alrededor de ella había establos y típicas casitas hechas de quincha, construcción típica de la costa del Perú.
En el trayecto de Lima al Callao y viceversa se divisaba este paradisíaco lugar y era un regalo para los ojos ver lo idílico sitio.
La laguna fue desecada, se hicieron acequias y en ese lugar se levanta hoy la moderna Municipalidad de La Perla.
Son patronos de este distrito San Martín de Porres, el santo limeño de la escoba, y la Virgen de Guadalupe, libertadora de España.


10. El héroe únicoe insuperable es el pueblo

En la zona de La Perla, frente al mar, hicieron trincheras y acamparon los legendarios batallones de voluntarios del Callao “Guardia Chalaca” y “Guardia Marina” que lucharon en la defensa de Lima el 15 del mes de enero del año 1881 en la heroica Guerra del Pacífico.
El historiador Raúl Porras Barrenechea define así el mensaje del pueblo chalaco en la historia del Perú:
“En él no surgen casi figuras caudillescas. Y es que la lección del Callao es la del esfuerzo colectivo y solidario de los grandes momentos de la nacionalidad, en los que el héroe único e insuperable es el pueblo, que en las horas de paz crea y transporta riqueza en la forja secular e incesante del trabajo, y en la del peligro monta su cañón invencible para rechazar la agresión extranjera o levanta, como una ola implacable, la montera libertadora o la barricada popular”.
11. De hermosura sin par ¡Oh Perla Baja y Alta,una gran ciudad.El ancho mar al frenteestá para ofrecertesu belleza y majestad.

Reza así una estrofa del himno de La Perla, compuesto por Anita Edery con motivo de la creación del nuevo distrito del Callao, creado el 22 de octubre del año 1964 durante el primer gobierno constitucional del Arq. Fernando Belaúnde Terry, mediante Ley 15185. el año 1975.
En La Perla vivió y murió el compositor chalaco Eduardo Márquez Talledo, autor de “Ventanita”, “Desconsuelo”, "Cómo podré olvidarte", "Alma de mi alma", “Pobre amor”, “Rosas de mi jardín”. Escribió y cantó “Evocación porteña”.
Su composición “Nube gris” fue cantada por Pedro Infante; fue tema de una película mejicana y años después lo interpretó en el piano Paul Mauriac.
A su muerte, en 1975 el alcalde de La Perla Eduardo del Portal emitió una resolución declarándolo “Hijo Predilecto de La Perla” que dice: “A la memoria del compositor fecundo y cantor de su terruño y de su nación”.
12. Luce en todo su esplendor

A la vera del mar de La Perla viven 70,000 personas.
A la vera del mar de La Perla se alza el tradicional Colegio Leoncio Prado donde estudian actualmente seis mil alumnos.
A la vera del mar de La Perla se alza la Casa Boza, hermosa joya arquitectónica que actualmente es un restaurante de lujo, ubicado en la novena cuadra del jirón Arica.
A la vera del mar de La Perla se alza como museo de sitio la Residencia de Verano del Presidente de la República que actualmente luce su arquitectura en todo su esplendor.
Cara al mar y apenas a cien metros de la ribera se levanta El Castillo de los Cuentos del Instituto del Libro y la Lectura del Perú, donde yo vivo y que recibe diariamente la visita de niños que vienen en excursión desde diversos puntos de Lima.
13. Esencia de poesía

La Perla es joya. Luce engarzada en un medallón. Es hacia donde pende un collar. Es lo que resalta en una en una diadema, en un arte, en una ajorca.
Perla es piedra preciosa. Y así es La Perla ciudad, distrito del Callao.
Es más central que la corona de un rey que existe para que la perla lo justifique, lo reluzca y ostente.
La Perla luce en el dedo de una novia cuando se va a casar.
En el pecho del guerrero cuando quiere investirse de valor.
Porque es joya, nació para brillar. Es lírica y es épica en todo.
En suma, perla es esencia de poesía.
14. Su aire es puro y su cielo es diáfano

Este es el lugar de los más estallantes y hermosos crepúsculos.
Con el mar bruñido desde los acantilados a sus pies.
Donde siempre hay un bote de un pescador solitario en la inmensidad del mar y del nadir.
Donde los delfines emergen fantásticos en la luz que refracta y bogan apacibles sobre la piel tersa de las aguas.
La luna se posa suavemente sobre el color celeste y el naranja de su cielo de alabastro en dirección del mar.
Es lugar ideal por ser apacible, por su brisa fresca y por sus atardeceres de asombro.
Es zona ecológica por lo saludable de su clima. Su aire es puro y su cielo es diáfano.


15. Balcón y refugio

Ciudad hermosa. Porque es abierta y es secreta.
Porque es como si todos la hubieran encontrado en su vida por primera vez.
Porque es balcón y es refugio.
Porque en ella hay encanto, misterio y arrojo.
Hay una brisa fresca, pura, con ligero sabor a sal.
De noche el rumor de los cantos rodados que vienen y van es un suave murmullo del vaivén de las olas.
Por aquí sobrevuelan enfiladas las gaviotas, estorninos y alcatraces en el abierto y majestuoso cielo azul.

HOMENAJE A GEORGETTE VALLEJO

PLAN LECTOR
PLIEGOS
DE LECTURA
– 11 DE OCTUBRE DE 1934, SE CASARON
– 4 DE OCTUBRE, 1952, ELLA LLEGA
A SANTIAGO DE CHUCO

– VIERNES 10 DE OCTUBRE DE 2008
SE PRESENTÓ EL LIBRO
“GEORGETTE VALLEJO
AL FIN DE LA BATALLA”
DE MIGUEL PACHAS ALMEYDA

Danilo Sánchez Lihón
1. Si te hubiera perdido
Georgette escribió estos versos sublimes y absolutos dedicados a César Vallejo que ya quisiéramos que alguna mujer lo diga y lo cumpla en relación a nosotros alguna vez –no importa si ella sea la más humilde y desasida, instruida o no, leída o analfabeta; no importa su edad, ni su estatus ni su condición– pero a ti varón, o a mí, o a todos nosotros nos enaltecería para siempre si alguna mujer nos dijera:
Tú no sabescómo te hubiera llamadosi te hubiera perdido
Esto le dice Georgette a Vallejo décadas después que él había muerto, en estado confidente, en solitario, abandonada en él.
Quiere decir que nunca lo perdió, pese a que él murió cuando él tenía treinta años y era una mujer hermosa. Pero lo importante no es decirlo sino cumplirlo y ella lo cumplió. Fue yendo y volviendo de eternidad en eternidad.
¿O lo perdió en un instante siquiera para saber el vacío y la desolación que se siente, para recuperarlo pronto y para siempre? Di. ¿Qué piensas?


2. Solo una mujer fiel y consagrada lo alcanza a cumplir


El 3 de abril del año 1970 los restos del poeta César Vallejo eran trasladados del cementerio Montrouge al cementerio de Montparnasse.
Era obra de Georgette quien compró la nueva tumba e hizo trasladar los restos allí. Ella no estuvo presente. Encargó a la Embajada del Perú que lo hiciera porque no le alcanzó el dinero para viajar.
Así le dio gusto a su esposo después de muerto. Hizo calladamente lo que solo un amor hondo es capaz de realizar. Hizo extraer sus restos de la tumba familiar, donde reposaba al lado de su madre, y los enterró en donde él quería descansar, en Montparnasse.
La distancia entre uno y otro cementerio es corta. Lo distante y a veces imposible de vencer son los trámites. Es obra fatigosa donde cada instancia resulta difícil y engorrosa, en la cual la mayoría de veces se desiste.
Solo una mujer fiel y consagrada, quien asume la causa del hombre a quien ama, lo puede alcanzar a cumplir, como fue ella.
Porque hay que tener un temple de hierro, total y absoluto para persistir y continuar. La mayoría de mujeres de los célebres se dedican más bien a gozar de las prebendas y de los méritos de sus esposos muertos.
Un dato complementario a este es que la tumba vacía de Montrouge ha sido adquirida por el Instituto de Estudios Vallejianos con sede en París, a fin de conservarla haciendo allí un cenotafio en memoria del poeta.


3. El primer y único hijo que alcanzó a tener

Georgette dejó sellada la tumba de César Vallejo –como esposa legítima que era, pues se casaron el 11 de octubre del año de 1934 en la Alcaldía del Distrito 15 de París– de tal modo que nunca sea posible abrirla sin su consentimiento.
De ese modo, al morir ella, se esfumaba y caía en un pozo ciego y abismal la única llave que hubiera hecho posible abrir ese catafalco. Ya no solo el retorno a su tierra sino que ni siquiera ya es dable trasladar el hueso húmero de Vallejo al Perú y a Santiago de Chuco, como es propuesta y deseo de quienes anhelan el retorno siquiera de manera representativa a su tierra natal.
Ella adquirió a perpetuidad la tumba de Montparnasse e hizo trasladar allí los restos mortuorios del poeta –en el lugar que él le indicara que quería descansar algún día, y donde reposan los célebres e inmortales de Francia– para lo cual ahorró moneda tras moneda y sin pedir ayuda a nadie.


4. toda mujer eternamente mece un niño

Pero dejó estipulada una cláusula en el contrato, que de acuerdo a las leyes de Francia es inalienable.

La cláusula es que nadie sin su consentimiento puede abrir la referida tumba y que de acuerdo al régimen de propiedad privada de dicho país es definitiva: nadie sino ella puede determinar que se abra aquella tumba.

De ese modo lo hizo suyo para siempre, actitud uterina de mujer, quizá haciéndolo el primer y único hijo que alcanzó a tener.
Sobre su lápida mandó grabar parte de este epitafio que escribió para él:
Tú mi vidatú mi desgraciatoda mujer eternamentemece un niñoNevé tanto para que tú duermaslloré tanto para desvanecer tu ataúd
Sin embargo, ella deseó ser enterrada en el Perú, como última e inquebrantable voluntad, como expiación por haberse opuesto de modo tenaz e irrevocable a la repatriación de los restos mortales de César Vallejo a su tierra natal.


5. las tumbas se superponen, una sobre otra

Es cierto que ella adquirió una tumba para sí misma en el mismo cementerio de Montparnasse, junto a su esposo.
Esto lo afirmo recién, pese a haber tenido en mis manos mucho antes esta información, pero a la cual no le daba crédito puesto que las varias veces que visité esa tumba yo mismo corregía aquel dato diciendo:
¡Pero no hay ningún lugar reservado al lado del sepulcro de César Vallejo.
Sin embargo, ahora, en la visita que hiciéramos varios integrantes del grupo Capulí, Vallejo y su Tierra, en agosto del año 2008, corroboro que es cierto.
Lo comprobé al visitar la sepultura de Charles Baudelaire, a corta distancia de la tumba de César Vallejo en el mismo cementerio, donde me di cuenta que los túmulos se superponen bajo tierra, es decir que un catafalco está sobre otro.
Tal ocurre en en el lugar en donde reposan los restos del poeta de "Las flores del mal" en donde los letreros indican que hay varias personas enterradas allí, entre ellas la madre de aquel poeta alineados los nichos bajo tierra se superponen en sentido vertical, unos sobre otros.
Es entonces cierto que ella compró un espacio cerca de él, o más arriba o más abajo.


6. Tu frente llena de sollozos en mi regazo seco

Sin embargo, al morir no gestionó ser enterrada al lado de César Vallejo. No hizo nada para que ello se cumpliera. Pese al amor sublime, más allá de la vida y la muerte, que traspone y alcanza la eternidad, y que ella le tuvo y le deparó a él.
Amor que sobre todo lo probó con su vida, sus pasos y su ejemplo. No tomó ninguna iniciativa por reunirse con él en este mundo recostándose al lado suyo en su sepulcro.
Pese a quienes la zahirieron y le reprocharon un querer aprovechar la memoria de su esposo y colocarse muy cerca de él. Se quedó aquí en el cementerio Jardines de la Paz, de La Planicie, en la Capilla 2, Letra C, Fila 4, Nicho 36, Planta B.
¡Sin embargo, aquel lugar en su tumba al lado suyo, en Montparnasse, le corresponde! Y será por siempre un vacío metafísico, doloroso y esperanzado como fueron los pasos de ambos en esta tierra, pero inseparablemente juntos, aunque ahora desunidos en los espacios que nos otorga la muerte para hacer reposar nuestros huesos en esta superficie.
Pero ella hizo más profunda su posesión de tal modo que lo porta en el útero simbólico de lo que es su tierra de origen, su cultura y su gente, siendo él el primer y único hijo que ella tuviera.


7. Que ella compartiera junto a él el camposanto

¡Sin embargo, aquel lugar en su tumba al lado de él le pertenece sobre manera!, no solo porque lo adquiriera, tampoco solo por ser la esposa que fue, sino por lo mujer eterna consagrada a él en la vida y en la muerte!
Sin embargo, no ocupan ambos el lugar que la lógica indicaría correctos: él en su tierra y ella quizás en Francia. Los roles se han invertido.

Ella no hizo nada para prevenir aquello. Y al contrario deshizo en este planeta, pese a su amor sublime, el volver a estar enlazados siquiera de ese modo. ¿Por qué?
Quizá queriendo decirnos con ello que hay pendiente el tema de cambiar el mundo de manera radical.
No movió un milímetro para que este hecho absurdo no lo fuera. En tal sentido, aquella a quien se le acusó de apropiarse de Vallejo, dejó la lección de que sabía renunciar cuando a lo santo está queriendo asediar lo profano y superfluo.


8. Interminablemente escucharé tu sueño

Ello porque nada más natural y legítimo que ella compartiera junto a él el camposanto que adquirió con sacrificio supremo. Si en algún momento se le ocurrió esta idea después la descartó de plano y por completo. ¿No hay en esto un hondo sufrimiento oculto?

Pero sí dejó escritos estos versos que solamente se pueden escribir con la matriz hecha gemidos:
he corrido tantoy ya nada existeUn día cuando haga mucho calorcomo un cascabel rotoiré a sentarme en tu tumbaCon la cabeza apoyada en tu muerteinterminablemente escucharé tu sueñotu frente llena de sollozos en mi regazo seco.


9. Le sangraban las rodillas

Estamos en deuda con Georgette, porque ella ha sido responsable, escrupulosa y reverente, en primer lugar con respecto a la obra del autor de los Poemas humanos.
Cuidó de los originales prolijamente, veló por ellos y los resguardó en un momento y en circunstancias difíciles y riesgosas como la Segunda Guerra Mundial en Europa.
París, donde ella vivía era bombardeada constantemente, las casas eran allanadas y las personas detenidas en las calles desaparecían, situación en la cual no había nada seguro, ni siquiera la vida de las personas. En estas circunstancias ella cargó con las obras cosidas a su pecho.
Nada había seguro en aquel tiempo. Quizá se hubiera pensado que un lugar propicio hubiera sido la sede de una legación de un país extranjero no involucrado en la guerra. Hasta allí se dirigió ella con la obra de su esposo y lo entregó a algún funcionario creyendo ingenuamente haberla puesto a buen recaudo.


10. Lo que ella hizo es extraordinario y supremo

A los pocos días regresó a ese mismo lugar. Estaba desierto. Miró por la ventana y vio papeles regados por uno y otro sitio junto a los muebles y otros trastos dejados en el apuro de una huida.
Entró como pudo y vio con horror en los ojos que esos papeles eran los escritos únicos de César Vallejo. Eran los inéditos, que ella había dejado en la legación.
Cuenta que estuvo muchas horas y de rodillas juntando y reconociendo cada original. Le sangraban las rodillas de estarse agachada recogiendo hoja por hoja y separando los papeles esparcidos por el piso de aquel local que había sido allanado.
Tenemos, por eso, una deuda con Georgette.
Portando aquellos escritos ella pudo ser intervenida, torturada y finalmente desaparecida.
Nadie le habría creído en esa circunstancia que defendía la obra genial de un poeta que había muerto, cuando todos se preocupaban cómo agenciarse un mendrugo para comer.
Era en ese contexto y aquellos días que ella cuidaba la obra de César Vallejo que ahora nos asombra y llena de orgullo.¿La actitud que desarrolló es la común y corriente? No, al contrario. Lo que ella hizo es extraordinario y supremo.
Porque, ¿qué es lo que hace una mujer joven y bonita después que ha enviudado? Piensa, de manera práctica, en rehacer su vida, si es posible asegurándola de un modo mucho más solvente en el plano económico.


11. Dio su vida, su emoción, sus entrañas

El amor de Georgette por César Vallejo es amor sublime que rompe todos los esquemas, parámetros y supera a la muerte.
Cuenta Manuel Chávez, a quien entrevista Ernesto More, que Georgette aprendió a bailar bien la marinera para complacer a César Vallejo, tanto que Manuel a ella la llamaba cariñosamente “La chola Georgette”.
Vallejo escribe para ella “Palma y guitarra”.
Cuenta aquel amigo también que las únicas veces que se separaban ambos, que andaban siempre cogidos de la mano, era cuando había en el grupo una dama que podía acompañar a Georgette, yendo entonces ambas adelante. Era la ocasión en que él con algún amigo iban a cierta distancia y así se permitía César Vallejo en “echar una ojeadita a las muchachas bonitas que pasaban”.
Georgette Philippart dio todo por Vallejo: su vida, su emoción, sus entrañas.
En aras de ello dejó su país, se despojó de su patrimonio, dejó familia y se enfrentó indefensa la especie humana en el campo intelectual feroz e implacable.


12. Quisiera que mis ojos llenos de lágrimas

Y finalmente lo siguió más allá de la muerte.
Mucho hay que valorar en la pareja César y Georgette Vallejo. La relación honda, total y sublime que solo un genio como él podía haberla inspirado.
Es un amor que se sitúa a mucha distancia en relación con los amores terrenos, mundanos, comunes y corrientes y que sin embargo se exaltan y hasta se erigen como ideales.
Este amor rompe diferencias y se proyecta al infinito.
Sobrevivió en carne y hueso 46 años de vida terrena después de la muerte de Vallejo.
Sin embargo, ha sido incomprendido, vilipendiado y zaherido, por los envidiosos, malos poetas y simios grotescos.
– Quisiera que mis ojos llenos de lágrimastomaran todo tu rostrocasi para mecertepero yo no tengo el remedio aquí abajoni siquiera para ti a quien adoro.

13. Pena de no volver a verte nunca


No por ello deja de ser amor sublime.
No por bello, ni hermoso, ni henchido de halagos, porque al contrario: fue un amor lleno de amarguras, privaciones y desencanto:
Amigo mío, esposo mío, aquí está la primavera.Dónde están nuestros hijostú y yoque solo supimos hacerlo mal.Adiós amor míoya nunca más nos veremos en la aurora.
A la vez de amplitud y yugo. A la vez de libertad y atadura. A la vez de separación y fusión total, hasta la eternidad.
Dice ella:
– Oh la extraña penade no volver a verte nunca.

14. Digno de encomio, gratitud y hasta de reverencia

Georgette y César Vallejo tuvieron una vida muy dura, llena de privaciones y amarguras; de humillaciones inferidas por sus propios amigos –o que después se llamaron así– a fin de tener un mendrugo qué comer.
Al morir él pudo decir entonces:
– ¡Basta de idealismos! ¡Ya está bien de romanticismo. Ya pagué mi cuota. Ya destiné nueve años a la causa de la revolución mundial, al lado de uno de los hombres más quijotescos de todos los tiempos.
Pero no. Consagró los 46 años posteriores a lo mismo, hasta el día de su muerte a ahondar y hacer más grande ese idealismo.
Los dedicó a consagrarse en esa lucha y ese sacrificio, defendiendo la obra de su esposo, identificándose con el Perú y su destino.
Abrazó la causa de los pobres y de la justicia social, hasta probar la resaca de todo lo sufrido y las caídas hondas de los cristos del alma, en palabras de César Vallejo.

15. Vida heroica

Todo esto, ¿no es digno de encomio, gratitud y hasta de reverencia?
De allí que hacemos de Georgette una militante de nuestra causa y una fe a seguir.
Porque Capulí Vallejo y su Tierra es vida heroica. Y toda nobleza como Georgette la tuvo nos convence, conmueve y nos rinde hasta la adoración.
Y a la inversa, nos causa repulsa todo hedonismo y toda complacencia.
Y todo contubernio que se deje guiar por el festín de los placeres y el despilfarro.
Es por eso que erigimos un emblema en nuestras vidas:
¡Georgette de Vallejo! ¡Presente!¡Georgette de Vallejo! ¡Presente!¡Georgette de Vallejo! ¡Presente!

sábado, 13 de septiembre de 2008

LITERATURA: PRIMER TERRITORIO LIBRE DE AMÉRICA

Manuel Scorza

BOSQUE DE PALABRAS, se complace en publicar este importante ensayo de Manuel Scorza, que -como toda su obra- es un legado que no se puede, no se debe silenciar. Este es un texto proporcionado por Jaime Guadalupe Bobadilla.

No se puede gobernar impunemente. Ni escribir, en América Latina menos que en ninguna parte. Hoy, la malicia o la ingenuidad cambian de nombre: ante el drama de cientos de millones de hombres sumidos en la miseria, la desesperación, el abuso, continentes sometidos al estado de sitio, a la barbarie; son cinismo o complicidad. La palabra es demasiado importante. Siempre lo fue. Pero en otras sociedades coronaba o sacralizaba el Poder: Hoy es Poder: El análisis de JP Faye es justo: Los sistemas totalitarios son una manera arbitraria de leer la historia. Hitler asalta el poder, instaura el nazismo y provoca la guerra a partir de una lectura arbitraria de la Primer Guerra Mundial. Así funcionan todos los totalitarismos. ¿Qué hay detrás de las infatigables supresiones o modificaciones de las enciclopedias totalitarias?: el deseo de modificar el pasado. Porque la ocupación de la historia es fundamental. Los ejércitos pueden conquistar un territorio: hoy sólo los medios de comunicación pueden mantenerlo. El objetivo final de la Televisión mundial es la creación de un mundo de esclavos felices.

Las estructuras de Poder reposan en las infraestructuras de la Palabra. Y al revés: sólo la Palabra puede corroer la estructura de Poder: ningún cambio, ninguna revolución son posibles sin imaginaciones reductibles a palabras. Para conquistar el paraíso se requiere imaginar el paraíso.

América Latina –la india, la nueva, la asiática- es consecuencia de una conquista. (La Argentina y el Uruguay son diferentes porque son productos de aluviones inmigrantes: excepciones). Su constante historia es la dominación. Y el silencio. Las culturas precolombinas no fueron, desde luego, los paraísos de la utopía, pero tenían una Palabra, su Palabra. La Conquista instala el silencio, fractura, destroza el universo imaginativo de los pueblos, para quienes lo imaginativo –léase el Popol Vhu- era la historia. Hay que recorrer, despaciosamente, los deslumbrantes escombros de las mitologías precolombinas, admirar la infinita complejidad de su cerámica o su textilería figurativa o abstracta, evocar su mundo mítico para comprender lo que el silencio de la Conquista significa: la locura.

¿Por qué esas terribles epidemias de suicidios que nos cuentan los cronistas de la Conquista? ¿Por qué poblaciones íntegras de pueblos conquistadores se arrojan a los abismos? ¿Por cobardía? Por locura. La conquista los ha privado de la palabra: la palabra es de otro.

La lengua española aparece, desde el comienzo, como instrumento de dominio, compañera del imperio. En 1492 ocurren en España tres acontecimientos decisivos: el descubrimiento de América, la expulsión de los judíos y la publicación de la Gramática de Nebrija. La Reina Isabel de Aragón no comprendía bien la utilidad de un libro que pretendía enseñar una lengua que todos los españoles hablaban sin Gramática. Escribe Nebrija que cuando la reina le preguntó cuál sería la utilidad de su obra,

Fray Hernando de Talavera me arrebató la respuesta, y respondiendo por mí dijo que después que vuestra Alteza metiese bajo su yugo a muchos pueblos bárbaros de peregrinas lenguas y con el vencimiento de aquellos tenían necesidad de recibir las leyes que el vencedor pone al vencido, y con ellas, nuestra lengua, entonces por esta mi Arte podrían venir en el conocimiento de ella como nosotros ahora prendemos el arte de la gramática latina para aprender el latín. Y cierto así que no solamente los enemigos de nuestra fe que tienen necesidad de saber el lenguaje castellano, más los vizcaínos, navarros, franceses, italianos y todos los otros que tienen algún trato y conversación con España y necesidad de nuestra lengua sino vienen desde niños a aprenderla por el uso, podránla saber por esta mi obra.

Así ve la luz la Gramática de Nebrija: la Ley que el vencedor impone al vencido. Eso será también la literatura o las formas preliminares de la literatura durante trescientos años: leyes de guerra. Pero la literatura no cumple la misma función en todas las sociedades. Ni en todos los momentos. Para los vencidos de América la palabra no es expresión: es refugio.

El tiempo se ha vuelto loco

Porque la Conquista propone –impone- una historicidad metafísicamente intolerable. La gravedad de una conquista no es la ocupación del espacio: es la ocupación del tiempo. El tiempo se ha vuelto loco, clama la desesperación de los postreros poetas precolombinos.

"El mundo está al revés", escribe Guaman Poma de Ayala. Todo lo que queda de la literatura de los testigos de la Conquista repite: "¡El tiempo ha enloquecido!". Porque en la historia que ahora es la única historia no hay lugar para su historia. El drama más terrible no es el pillaje del tener: es el saqueo del ser. La expulsión del Espacio perpetrado por la Conquista es colosal. Cuando Colón la descubre, hay en América 60 millones de hombres. Cincuenta años después la población se ha reducido a 2 millones. Para situar estas cifras hay que considerar que la población mundial de la época es de 300 millones de hombres. La Conquista exterminaría, pues, un quinto de la humanidad. ¿Qué son, en comparación, las exterminaciones de judíos practicadas por Hitler? Pero lo más grave no es la exterminación física: es la exterminación metafísica: mi pasado, mi presente, mi futuro. La historia del vencedor no ofrece resquicio al vencido.

Situemos las cosas: el Poder que destruye, aniquila y oprime en América; destruye, oprime y aniquila también en España. Los tiempos del Descubrimiento de América asisten en España a hambrunas colosales: miles de españoles mueren de hambre en la Península. Y la Inquisición no comienza a quemar libros en América: el Primer Auto de Fe se ejecuta en 1481. En 1500, por orden del cardenal Cisneros se incineraron un millón de libros.

El intento de anular la historia no es una característica exclusiva de los imperialismos occidentales: los aztecas la practicaron. Octavio Paz señala:

Aconsejado por Tlacaétel, el cuarto Tlatoani, Itzcóatl, ordenó la quema de los códices. Con este acto se inició una inmensa tarea que en términos modernos llamaríamos de rectificación de la historia. La desfiguración y enmienda de las tradiciones, los mitos y la teología tuvieron el doble propósito de borrar los orígenes rústicos del pueblo mexica y de sus dioses y, así, legitimar su pretensión de ser los herederos de los toltecas. La decisión de Itzcóatl hace pensar en las falsificaciones de la historia de la revolución rusa durante la época de Stalin y, sobre todo, en la destrucción de los libros clásicos ordenada en 213 aC por Shil Huamg Ti a instigación de un consejero, que como Tlacaetel, era también un intelectual: el ministro de Li Ssu.
En 1502 se establece la censura absoluta

¿Qué quiere la Inquisición? Enumerar sus atrocidades es menos importante que descubrir su sentido. La Inquisición se propone detener el tiempo. Justo en el instante en que el Tiempo occidental se comienza a acelerar, España se detiene. Todas sus fuerzas espirituales se consagrarán, se agotarán, en adelante, en la demencial empresa de paralizar la historia. Así, una locura se sobrepone a otra locura. En España se aspira a paralizar el tiempo. En América el tiempo se ha vuelto loco.

¿Los indios tienen alma? ¿Son seres humanos o bestias parecidas a los hombres? Por encima del cinismo del encomendero ignaro y bestial, la interrogación es teológica, metafísica, y la respuesta es el drama al que se enfrentan los sobrevivientes del Apocalipsis de la Conquista. Porque la historia que propone la Historia es insoportable. Si se puede, en última instancia, aceptar el despojo absoluto en el tener, es imposible aceptar del despojo del ser. Y aceptar esa Historia, la única Historia, es una herida metafísica insoportable: significa la desposesión, la pérdida de la identidad, la locura. Porque los muertos –aunque sean un quinto de la humanidad– son los muertos. "Los muertos se retiran del juego" (Hegel). El drama mayor no es el exterminio físico: es el saqueo metafísico de los sobrevivientes: su locura. Esa locura es el fondo del lecho por donde, en adelante, correrá el angustioso río del ser americano.

¿Por qué el mito?

Para defenderse de esa locura, nace el mito. La pregunta por contestar en la literatura latinoamericana no es por qué sus grandes obras son míticas, sino por qué todas son míticas o propenden al mito (excepto las literaturas argentina, chilena y uruguaya, producto de circunstancias diferentes). La respuesta no puede encontrarse en la literatura: hay que interrogar la historia.

Los sobrevivientes del Apocalipsis de la Conquista se enfrentan a una historia que les discute la condición humana. En el famoso debate Las Casas-Sepúlveda, la discusión llega tan lejos que la argumentación de Sepúlveda, escrita en latín, no se traduce al español sino en (...). Y si en la práctica el Papa Pablo III zanja la polémica con la bula Sublimis Deus, en la práctica la discusión continúa (1). Para los sobrevivientes de la Conquista es imprescindible, es urgente refutar la Historia. ¿Es posible la refutación nacional? Ni intelectual ni políticamente son imaginables. Surge entonces la refutación mítica. Qué espectáculo conmovedor es mirar cómo, hacia 1600, del fondo de la desesperación metafísica absoluta, del extravío total de la identidad, surgen, en toda América, isócronamente, las mismas respuestas míticas. En México, en el Perú, en América Central brota el mismo mito redentor. ¿Qué postula? La impostura de la Conquista. La historia es falsa: los conquistadores no han descubierto América. Mil cuatrocientos años antes que el aventurero Cristóbal Colón que pretende "descubrirla", los Apóstoles de Cristo la recorrieron predicando la Palabra Divina. Tal es el verdadero, el subversivo contenido de libros que sólo hoy podemos entender. Por ejemplo, la Nueva crónica del Buen Gobierno, de Felipe Guaman Poma de Ayala, escrito hacia 1600: monumental y detalladísimo inventario de las instituciones incas. Pero es una obra que comienza con estas extrañas palabras: "El primero que descubrió este reino fue el apóstol de Jesucristo, San Bartolomé, quien saliendo de Jerusalem llegó a estas tierras en la época en que reinaba el Inca Sinchi Roca, regresándose después de haber visitado el Cusco y el Callao." No sólo eso; Guaman Poma de Ayala, descendiente de los reyes de Yarovilca, sostiene:

Cuando Sinchi Roca alcanzó la edad de ochenta años, nacía Nuestro Señor Jesucristo, Salvador de este mundo que en vida subió a los cielos y envió al Espíritu Santo y a sus apóstoles para que pudiesen predicar en el mundo habiendo correspondido hacerlo al apóstol San Bartolomé en estas Indias por espacio de ciento quince años...

Y ofrece "pruebas". El apóstol San Bartolomé bautizó al primer cristiano (Antonio) catorce siglos antes del pretendido "descubrimiento" de América. En memoria del acontecimiento plantó una cruz en Caramuco.

¿Delirio solitario o colectivo? Porque en México surge otra cabeza de la misma serpiente. Exactamente como los quechuas sostienen que el apóstol San Bartolomé predicó en el Cusco, los vencidos aztecas murmuran una herejía semejante: el apóstol Santo Tomás cristianizó México antes que llegaran los conquistadores. Más: en la antigüedad reinó en México un pontífice: el Papa Topiltzin. Jacques Lafaye ha inventariado el mito que nos trasmite el deslumbrante Manuscrito Tovar (2): "Hubo en esta tierra, en tiempo pasado, un hombre que según la relación que hay de él fue santísimo, tanto que aportó a esta tierra a anunciar el Santo Evangelio." El Manuscrito Tovar sostiene que no es imaginación: en México existe un cuero en el que constan "todos los milagros de nuestra fe". En él aparece este hombre que tiene tres nombres: Topiltzin, Quetzalcoa o Papa, "con una tiara de tres coronas". Y así como en el Perú existe la cruz de Carabuco, un testigo –el sacerdote franciscano López Cogolludo– asegura que en el convento de Mérida existe un Cristo Crucificado anterior a la Conquista. Este es un texto proporcionado por Jaime Guadalupe

La necesidad de refutar la historia

¿Qué buscan estos mitos? Refutar la historia, discutir la historia, aniquilar la historia. Porque si San Bartolomé y Santo Tomás cristianizaron América antes que Colón "descubriera" América, entonces Colón es un impostor, y la Conquista una colosal impostura. Así, el mito comienza a roer, a deteriorar, a aniquilar a la historia: es la neblina que oculta la atrocidad del paisaje histórico. La lectura de Levy Strauss es justa: menos que un acontecimiento histórico ubicable en esa cronología, el mito intenta anular la historia de los historiadores. Para que la verdadera historia exista es necesario primero aniquilarla. Porque la historia no está ya ni en el pasado ni en el presente: estará ya en el futuro.

En 1502 se establece la censura absoluta. Pedro Henríquez Ureña escribe:

No hay razones "sicológicas" ni "sociológicas" para que en América no hayamos escrito novelas durante tres siglos, en que escribíamos profusamente versos, historia, libros de religión. La razón es de hecho, aunque raras veces se recuerde: en disposiciones legales de 1532 y 1543 se prohibió para todas las colonias la circulación de obras de imaginación pura, en prosa o en verso ("que ningún español o indio lea libros de romances que traten materias profanas y fabulosas, e historias fingidas, porque se siguen muchos inconvenientes"), y se ordenó que las autoridades no permitiesen o se trajeran de Europa.

Si Miguel de Cervantes hubiera logrado el permiso vanamente solicitado de viajar a América, nunca hubiera escrito, sin duda, el Quijote.

El mito, coraza (cáscara) del porvenir

Expulsados del tiempo y del espacio, los sobrevivientes de las culturas precolombinas se refugian en el único territorio posible: el mito. Porque un pueblo expulsado de la historia no puede retornar a la historia a través de la historia, sino a través del mito. El mito es la coraza que protegerá su ser desvalido: la cáscara que defenderá la pulpa de su futuro ser, la identidad que aguardan en el futuro. Porque en ciertos casos la historia de un pueblo no está en el ayer sino en el mañana. En América, el mito no es un solicitación literaria: es una imperiosa construcción histórica: una necesidad de existencia del ser: el esqueleto que sostendrá la carne de la Palabra recobrada.

No sólo el silencio: se instala el olvido. Agustín de Zárate, secretario del Real Consejo de Castilla, mandado al Perú en 1543, escribe

No pude en el Perú escribir ordenadamente esta relación, porque sólo haberla allá comenzado me hubiera de poner en peligro la vida. Un maestre de campo de Gonzalo Pizarro amenazaba con matar a cualquiera de ellos que escribiese sobre sus hechos, porque entendía que eran más dignos de la Ley del Olvido que de la memoria.(3)

El silencio impuesto por la Ley del Olvido
durará trescientos años

La Emancipación no modifica, o modifica apenas, las estructuras feudales, anacrónicas, injustas. El último virrey español firma la Capitulación de Ayacucho en 1824. Los conquistadores se van, pero la historia sigue ocupada. "Se puede hablar de lenguas ocupadas como se habla de países ocupados", observa Juan Goytisolo. La Inquisición se extingue oficialmente en 1836, pero la Real Academia Española ejerce impunemente su rol policiaco hasta las vísperas de la Guerra Civil Española.

Hay tal distancia entre la realidad y su expresión que la realidad es inexpresable. ¿Expresarla en español? Hacia mediados de Virreinato peruano el extravío cultural es tal que los primeros intelectuales criollos escriben en latín.

Hacia comienzos del siglo XIX, Humboldt, recorriendo Venezuela, tropieza con un caudillo. El caudillo, que escapa de la persecución del enemigo, sabe que cerca de su campamento pernocta el sabio: lo invita a compartir su silvestre hospitalidad: comparten comida y hoguera. El perseguido le cuenta su vida, parte de su vida: audacias, hazañas, triunfos que sólo admiten paralelo en La Iliada. Humboldt escucha maravillado. Se separan al alba. Humboldt conservará siempre el recuerdo de la noche deslumbrante. Años después sabe que el perseguido ha publicado sus Memorias y se desespera por su lectura. Si un hombre perseguido, en la precariedad de un campamento, pronunció semejante relato, ¿qué Iliada no habría compuesto? Lee el libro: la presunta Iliada es un pedestre catálogo de obras administrativas. Humboldt escribe: "Qué lástima que el latinoamericano sea genial hablando y tan torpe escribiendo". ¿Puede ser de otro modo? La palabra latinoamericana es de una riqueza, de una fantasía, de una turbulencia, de un lujo tales que el español imperial –palabra de Otro– no puede, de ninguna manera, contener.

El idioma seguirá ocupado hasta la Guerra Civil Española.

El vacío de poder de la Guerra Civil Española

El imperialismo se ejerce a muchos niveles: nivel económico, nivel político, nivel religioso, nivel lingüístico. Por definición, las líneas de fuerza de un imperialismo no pueden interrumpirse, porque la interrupción crearía un vacío de poder que significaría su desaparición. Los vacíos de poder provocan siempre las revoluciones: Nuevos imperialismos suceden a los imperialismos desfallecientes. En las colonias españolas, el imperialismo inglés sucede al exhausto poder español, y cuando la Primera Guerra socava el poder inglés, aparece el imperialismo norteamericano.

La Guerra Civil Española crea un vacío de poder lingüístico. (Paradójicamente, y por primera vez desde el Siglo de Oro, la literatura española es brillante: Unamuno, Machado, Ortega y Gasset, Alberti, García Lorca, Juan Ramón Jiménez). Pero la guerra apaga la luz de una generación excepcional. La primera víctima será García Lorca. Pocos crímenes han estremecido tan dramáticamente las clases culturales de América Latina. Para los latinoamericanos, García Lorca no era un poeta: era el Poeta. Su asesinato se siente como un sacrilegio: desprestigia por anticipado y definitivamente el fascismo español. Pero la Guerra Civil es el prólogo de la Segunda Guerra Mundial, que interrumpe toda comunicación entre la metrópoli y sus colonias culturales. Y cuando la tragedia europea termina, las Naciones Unidas condenan al franquismo. Y si el repudio internacional provoca una reacción nacionalista paradójico en España, en América Latina el desprestigio del español oficial no sobrevivirá a la condena.

El decenio que sigue a la Segunda Guerra –escenario de las grandes guerras de liberación de Asia y África– será decisivo. Abandonada a su suerte, sin modelos culturales, libre de la opresión de jerarquías ultramarinas, de la tiranía de la Real Academia, a la lengua americana sólo le queda una posibilidad: asumirse. Una generación de escritores geniales derribará las murallas que separan a la realidad americana de su expresión: Carpentier, Asturias, Borges(4), José María Arguedas. No sólo ellos, claro. Hace una generación y más, los poetas asaltan la fortaleza lingüística tradicional: Rubén Darío, César Vallejo, Pablo Neruda han modificado, radicalmente, el sonido del español. Y paralelamente a los poetas, grandes Devoradores del Idioma, los novelistas han comenzado a tomar posesión de las Tinieblas Americanas. Güiraldes, Eustasio Rivera, Azuela, Martín Luis Guzmán, Horacio Quiroga, Ciro Alegría han comenzado a nombrar, es decir, a posesionarse de las misteriosas extensiones del continente. ¿Qué religión o qué filosofía no vincula nominación y existencia? Sólo nombrando, el Ser sale de las Tinieblas. Y nombrando, esos escritores, y otros, se posesionan de la pampa, la selva, las cordilleras, los colosales desiertos del continente vacío.

En 1949, Alejo Carpentier escribe el prólogo de El reino de este mundo: el manifiesto de la rebelión. Pronto será una guerra de liberación. En nombre de lo real maravilloso, Carpentier denuncia el realismo insuficiente, pobre, ineficaz. "Lo real maravilloso es patrimonio de la América entera", sostiene.

Pisaba yo una tierra donde millares de hombres ansiosos de libertad creyeron en los poderes licantrópicos de Mackandal, a punto de que esa fe colectiva produjera un milagro el día de su ejecución. Conocía ya la historia prodigiosa de Bouckman, el iniciado jamaiquino. Había estado en la Ciudadela La Ferriére, obra sin antecedentes arquitectónicos, únicamente anunciada por las Prisiones Imaginarias del Piranese. Había respirado la atmósfera creada por Henri Christophe, monarca de increíbles empeños, mucho más sorprendente que todos los reyes crueles inventados por los surrealistas, muy afectos a tiranías imaginarias, aunque no padecidas. A cada paso hallaba lo real maravilloso. Pero pensaba, además, que esa presencia y vigencia de lo real maravilloso no era privilegio único de Haití, sino patrimonio de la América entera, donde todavía no se ha terminado de establecer, por ejemplo, un recuento de cosmogonías. Lo real maravilloso se encuentra a cada paso en las vidas de hombres que inscribieron fechas en la historia del Continente y dejaron apellidos aún llevados: desde los buscadores de la Fuente de la Eterna Juventud, de la áurea ciudad de Manoa, hasta ciertos rebeldes de la primera hora o ciertos héroes modernos de nuestras guerras de Independencia de tan mitológica traza, como la coronela Juana de Azurduy. Siempre me ha parecido significativo el hecho de que, en 1780, unos cuerdos españoles, salidos de Angostura, se lanzaron todavía a la busca de El Dorado, y que, en días de la Revolución Francesa –¡Vivan la Razón y el Ser Supremo!–, el compostelano Francisco Menéndez anduviera por tierras de Patagonia buscando la Ciudad Encantada de los Césares.

Sí, pero a condición de explicar que lo real maravilloso no es producto de la fantasía literaria, sino una construcción intelectual imprescindible provocada por un trauma histórico colosal. De otro modo, la literatura maravillosa, que es el esplendor y la gloria de la América Latina, propondría una visión peligrosamente ingenua o artificial. La literatura mítica de América es un momento clave de la marcha hacia la conciencia latinoamericana, o mejor dicho, de la América donde el tiempo se volvió loco.

Así se explica por qué la literatura rioplatense no engendra, no podrá engendrar lo real maravilloso. Son sociedades nacidas de aluviones de inmigrantes occidentales exentos de la dramática necesidad mítica, que acomete al resto del continente de orígenes indios, negros o chinos. La famosa frase "Los mexicanos descendían de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos", es de doble sentido. Descender de los incas es ilustre pero también traumatizante, dramático, insoportable. El más miserable de los argentinos no necesita pruebas para demostrar que es un ser humano. Los descendientes de los mayas o de los incas, sí. Los Sábatos, los Borges, los Felisberto Hernández, los Cortázar instalan o destilan sus fantasías de lo imaginario de la cultura occidental. Los libros de Borges sólo tienen sentido en referencia a una cultura europea, y no es ningún azar si en su Libro de los seres imaginarios, Borges enumera todos los monstruos maravillosos de la literatura universal, desde el A Bao A Ru, el ave Roc, los animales soñados por Poe, (...), (...), el dragón, los (...). Pero omite, sistemática pero significativamente, todos los ejemplares de la prodigiosa zoología maravillosa de las culturas americanas.(5)

El fracaso de las ideologías

En el decenio que sigue a la Segunda Guerra Mundial, una teoría de libros ilustres expulsa al ocupante de una lengua donde ya no tiene ubicación: así, la Literatura llega a ser el Primer Territorio Libre de América. ¿Por qué?

Porque la literatura es la única ideología concebida, reflexionada y creada aquí. Las ideologías políticas, religiosas, económicas, o el pensamiento científico –salvo excepciones– han sido pensadas por otros y fuera de América Latina: son transplantes, mimetismos, calcos.(6) Las ideologías son reflexiones sobre los hechos, pero cuando los hechos son ajenos, la ideología es ajena. Ese es nuestro drama: haber forzado a la realidad a introducirse en esquemas teóricos nacidos de otras realidades. Ideológicamente, América Latina es parásita: vive de préstamos. La ideología de izquierda o derecha no nacen del examen de nuestra realidad: son modelos extranjeros adoptados sin discusión intelectual. Y peor: las ideologías nos impiden descubrir la realidad. Estrada Cabrera, el zoológico dictador de Guatemala, que inspiró El señor Presidente, pretendía, como todos los gobernantes, ser un hombre de cultura. Se consideraba émulo de Pericles. Para demostrarlo mandó erigir un Templo a Minerva ante el que se oficiaban fiestas a las que era obligación asistir vestidos a la griega. ¡Sangrienta farsa celebrada cerca de las ruinas de los grandiosos templos mayas entregados a la hierba! Así, grotescamente ataviados de falsos clámides ante falsos templos de dioses falsos oficia la imitación ideológica. Lo dramático: las circunstancias históricas en que padece entonces el intelectual latinoamericano lo obliga a participar en la farsa. Muchos grandes poetas de América, el mismo Rubén Darío –económicamente sostenido por el dictador– no puede evadir la obligación de participar en los dementes festivales. Para ellas, Darío escribe su hermosísima Pallas Athenea

Y tal sigue su culto oculto
hasta que a través del tumulto
de los siglos, su fuente abreva
almas nuevas en tierra nueva,
cuando el conjuro de un varón
todo energía y reflexión,
el templo minervino eleva
que simboliza y que renueva
el recuerdo del Partenón.
Aquí reapareció la austera,
la gran Minerva luminosa;
su diestra algo la diosa aptera
y movió el gesto de la diosa
la mano de Estrada Cabrera.

Pero Rubén Darío sabía bien que quien movía realmente la mano de Estrada Cabrera era el imperialismo americano. Incomparablemente lo diría en su canto a Teodoro Rossevelt.

La literatura puede ser hija de la realidad

La Literatura, en cambio, nace de la hirviente realidad. En ese sentido, es el único sector de la ideología latinoamericana que refleja hechos: no se alimenta con imágenes de hechos deformados por la presbicia de imágenes culturales colonizadas.

Pero hay más: la literatura trabaja con los sueños. Hegel dice que "la verdadera historia de un pueblo sería la suma de todos los sueños que ese pueblo ha soñado en una noche." Por eso es que su visión será siempre más profunda que la visión ideológica, que por definición excluye lo irracional, olvidando que "sólo en los sueños somos sinceros" (Nietszche). ¿Qué otra cosa que expresar las pesadillas de la terrible noche latinoamericana hace su literatura? Si mañana desapareciera el continente y como único testimonio de su existencia quedara su literatura, puede, a nuestros ojos, reconstruir lo que América Latina fue a través de su literatura. Y en ese sentido, mientras no se escriba otra, la verdadera Historia de América: única estructura en verdadera relación con la realidad.

A realidad delirante, expresión delirante

¿Cuál realidad? Hay, en tal sentido, que revisar las concepciones entre realidad y fantasía. Porque muchas veces la realidad es la irrealidad, y al revés, la irrealidad es la única realidad. El guatemalteco Manuel Valladares(7) narra un acontecimiento ocurrido en su país bajo la dictadura de Estrada Cabrera. Durante su gobierno, una plaga de langostas asoló el país ante la indiferencia del Gobierno. Escribe Valladares: "Nada se había hecho para acabar con el voraz acrídido, pero urgía ostentar el patriotismo del gobernante." Y así fue cómo, en el Mensaje ante la Asamblea (Legislativa) se afirmó que una mancha (de langostas) de regular extensión había invadido el país; pero que el Gobierno, con acertadas y rápidas disposiciones había acabado por completo con la plaga y salvado las cosechas. No hubo diputado que mostrara en el semblante el más complaciente asentimiento, por más que cosa distinta le constara; pero sí sobrevino el más aplastante mentís en los momentos mismos de la lectura de aquel, como todos, engañoso mensaje: como por mágica evocación penetraron al recinto mismo de la Asamblea millares de chaputines (langostas) desprendidas de banda tan densa que oscureció la luz del sol. ¿Y qué hace la Asamblea frente al desafío de un voto de aplauso al dictador por haber acabado con una plaga cuya presencia oscurecía el recinto? ¡Niega la realidad y aprueba el homenaje! La realidad se torna irreal. El lenguaje pierde su sentido, y la verdad se transforma en ficción y la ficción en verdad. La literatura fantástica es realismo y la literatura del Poder, fantasía. ¿Qué verdad hay hoy detrás de los Códigos, las Leyes y los Derechos Humanos? Y en ese sentido, no hay en América Latina libro de ficción más fantástico que la Constitución. En América Latina el delirio no está en la palabra: es la realidad. Y la literatura delirante es la única forma de asumirlo: su única posibilidad de salud, su curación, su conciencia, el único medio de recuperar la lucidez. Delaure y Guatari tienen razón: intentar un psicoanálisis de la obra de arte es ocioso. "La obra de arte en sí es un psicoanálisis exitoso, una transferencia sublime plena de ejemplares posibilidades colectivas."

Las paradójicas consecuencias de la incapacidad cultural

La historia es paradójica. El desprecio que por la inteligencia siempre tuvieron las ignaras oligarquías latinoamericanas permitió la liberación de su literatura. Si las oligarquías latinoamericanas hubieran comprendido la importancia capital de la palabra, la palabra no se hubiera liberado. Pero las corrompidas clases gobernantes americanas ejercieron, y ejercerán hasta el fin, un rol parásito: las oligarquías latinoamericanas no producen ni producirán un Tolstoy, un Proust, un Henry James, un Flaubert. Y así como abandonaron el Ejército a las clases inferiores (lo que explica las revoluciones militares de la última época), así como abandonaron la Iglesia a las cunas plebeyas, así como abandonaron la Universidad a la clase media emergente, así como abandonaron el comercio a los señores extranjeros, abandonaron igual la literatura a los sectores sociales inferiores de la sociedad americana. Los grandes escritores de América –con excepciones, desde luego– proceden, casi siempre, de las clases inferiores. ¿Quién es Rubén Darío? Un indio chorotego de Nicaragua. César Vallejo, humilde profesor de escuela. Martí, hijo de celador de Penitenciaría. López Velarde, oscuro periodista provinciano. Mariano Azuela, médico de aldea. Eustasio Rivera, funcionario inferior. Argüedas, condenado a vivir entre esclavos indios. Neruda, hijo de ferroviario. Mariátegui, alcanzarejones de periódico. Y los otros miembros de las pequeñas burguesías pobres que saldrán a (...) en las grandes urbes mundiales: todos vienen (o han pasado) de las profundidades del fracaso, de la miseria, de la humillación, del prejuicio y del desprecio. Todos o casi todos han vivido infancias atroces que ningún éxito absolverá. En su último reportaje concedido a la revista Crisis, Neruda dice:

Yo creo que también tengo ese sentimiento de pobre de nacimiento en los grandes restaurantes, en palacios o embajadas o en grandes hoteles. Me parece que, de repente, van a notar que estoy de más allí y que me van a decir: ¿Qué está usted haciendo aquí? ¿Por qué no se va? Yo siempre he tenido ese sentimiento desagradable de no pertenecer a tal cosa, a tal grupo.

Sentimiento de injusticia y cólera que da su carácter específico a la literatura. De ahí la misión reivindicatoria política, ética del escritor latinoamericano. Sus obras mayores no nacen para sostener la realidad: surgen para demostrarla, para demostrar su injusticia, su atrocidad, su podredumbre irremediable.

El modelo lingüístico lo establecen siempre las clases dominantes. La lengua de los señores es la única lengua. ¿Se concibe a los reyes hablando con los campesinos? "Produciría hilaridad la propuesta de que las clases dominantes inglesas adoptaran el modelo lenguaje de las clases trabajadoras", dicen Nwemeyer y Edmods. En América Latina ocurre, justamente, lo contrario: el modelo cultural que se impone en la literatura no es el de las clases dominantes, sino el de las clases inferiores en contacto con la compleja riqueza de las nuevas lenguas. Por eso, a medida que el lenguaje de la literatura latinoamericana se hace más rico, el lenguaje de las clases dominantes y de sus lacayos intelectuales se hace más pobre: se pudre.

Novela, Plaza Mayor de la Historia

En un continente donde prácticamente nunca ha existido la libertad de expresión, el terreno liberado por la Literatura –sin desearlo– se convierte en la Plaza Mayor del Continente: el único lugar donde puede publicarse la infamia de la realidad: jurisdicción extra a la violencia del sistema.

Con el Facundo de Sarmiento (que al mismo tiempo es un escritor típicamente colonizado), se inicia un movimiento que, sin desearlo, la llevará a convertirse en una Corte Suprema de Justicia Histórica: instancia final donde se juzgan las atrocidades amortajadas por el silencio impuesto por la realidad. Lo que el Poder obliga a callar, lo que el periodismo no puede o no quiere revelar, lo que la política falsifica o tergiversa, encuentra voz en la literatura. Y cuando una causa se pierde en todas las instancias nacionales y es condenada a la desaparición y la amnesia, se puede apelar a otra instancia: la Literatura. Y reabrir el expediente. Se puede aprisionar o ejecutar a todos los escritores de un país, pero es imposible apresar y ejecutar, al mismo tiempo, a todos los escritores del continente y, aunque así fuera, quedarían los libros: apelaciones a la conciencia universal: una literatura que circula en todos los idiomas cultos de la tierra es una instancia extraterritorial fuera del alcance de los excesos de cualquier Poder. Así como los judíos atraviesan las diásporas congregados alrededor de la Biblia, los pueblos latinoamericanos atraviesan las ordalías de su desesperación reunidos alrededor de su Literatura: rol desmesurado y peligroso que no todos sus escritores son capaces de asumir.

Liberación sin Revolución

Hecho sin antecedente: la liberación de la palabra de los pueblos latinoamericanos es una guerra ganada sin la intervención de la revolución política. Porque en casi todas las sociedades donde las clases poseedoras pierden la palabra, su recuperación es producto de una revolución o de la expansión de un imperialismo. ¿La poesía de Maiakovsky o el Cuadrado blanco sobre fondo blanco son concebibles sin la revolución rusa? ¿El muralismo sin la revolución mexicana? La literatura latinoamericana: único ejemplo de una liberación que no es consecuencia de una toma de poder político. La literatura norteamericana, quién lo duda, es una literatura rica, poderosa. Pero detrás de ella está el poder de sus fundaciones, sus universidades millonarias, el control del periodismo mundial y, a la larga, el poderío de la Sexta Flota.

Liberación: ¿para qué?

Literatura: Primer Territorio Libre de América. Pero, ¿para qué? ¿En beneficio de quién? La emancipación política se ejecuta en usufructo exclusivo de las oligarquías criollas: no modifica la atrocidad de la estructura social, y muchas veces la empeora. La liberación de la palabra corre los mismos riesgos que afronta cualquier territorio liberado: su explotación por una clase o por otro poder imperial.

No hay una, hay muchas Américas Latinas –india, negra, china, caribeña–. Y dentro de América Latina hay clases sociales. En esas clases se expresan ideologías literarias en lucha. Ignorarlo es una peligrosa ingenuidad. Porque simultáneamente con la liberación se da una disputa por la palabra. ¿Entre quienes? Entre dos cosmovisiones diferentes de América.

Pero situemos el debate. El esplendor de la novela en Occidente coincide con el apogeo de la burguesía. El clásico análisis de Marx sigue vigente: "la burguesía ha jugado en la historia un rol eminentemente revolucionario. En todas partes donde ha conquistado el poder ha destruido las relaciones feudales patriarcales, idílicas. Todas las relaciones variadas que inician al hombre feudal a sus superiores naturales, son rotas sin piedad para que no subsista, entre hombre y hombre, otra relación que el interés frío, las duras exigencias del pago al contado. La burguesía ha ahogado los escalofríos sagrados del éxtasis religioso, del entusiasmo caballeresco, de la sentimentalidad pequeño burguesa en las aguas heladas del cálculo egoísta. Ha suprimido la dignidad del individuo transformándolo en simple valor de cambio. Ha sustituido las innumerables libertades tan duramente conquistadas por la única e implacable libertad de comercio. En una palabra, la explotación que ocultaban las ilusiones, religiosas y políticas, han sido sustituidas por una explotación abierta, desvergonzada, directa, brutal. La burguesía ha despojado de su aureola a todas las actividades consideradas hasta entonces con sacrosanto respeto y venerable. Ha transformado al médico, al jurista, al sacerdote, al poeta, al hombre de ciencia, en asalariados a su servicio."

Peor que eso: el triunfo de la burguesía es el comienzo del fin del espacio. No es un azar que la contabilidad por partida doble —el Debe y el Haber, que serán el comienzo de la deuda infinita— se invente en la República Veneciana, en la aurora del capitalismo. El capitalismo es una redistribución del espacio y del movimiento. Ya nunca más el espacio será infinito ni el movimiento libre. En adelante, el hombre sólo podrá existir en referencia a un punto fijo del espacio. Andre Jean Arnaud ha mostrado lúcidamente la imposibilidad de existir en una sociedad burguesa sin respetar las reglas de juego. La paz burguesa obliga al entallamiento, a la instalación definitiva.(8)

A partir de la Revolución Francesa —y de sus ecos coloniales— el hombre está obligado a justificar su existencia desde el nacimiento hasta la muerte. Y más allá. El año 1977 un grupo de importantes pintores franceses organizó la exposición Guillotina y Pintura en honor del pintor Topino-Lebrum, guillotinado en plena Revolución Francesa bajo el cónsul Bonaparte. Tan impresionante como la exposición es saber —gracias al brillante estudio de Alain Joufray— que en la Biblioteca du Quai des Orfévres es posible consultar todos los documentos relativos a los condenados a muerte por guillotina... cien años después de su ejecución. Porque las revoluciones pasan pero los archivos quedan.

La burguesía latinoamericana no puede eludir las leyes históricas que la obligan a cancelar el espacio. Y cuando Vallejo enfrenta a doña Bárbara y a Santos Luzardo (es decir, el artificial. conflicto "Civilización y Barbarie"), ¿qué quiere Santos Luzardo? ¡Erigir un cerco! Redoble por Rancas ha demostrado claramente lo que significa un Cerco.

Hasta 1940 la literatura latinoamericana fue 'patriarcal, idílica'. Pero a medida que se modifica la relación de clases en el nuevo contexto impuesto por el imperialismo americano, la pequeña burguesía latinoamericana exige el fin del espacio. Este es el fondo del vano debate entre literatura campesina y literatura urbana, o literatura "pura" y literatura "comprometida". Por eso, inmediatamente después de la liberación de la palabra se inicia la disputa por la palabra: la guerra civil que divide hoy a la literatura latinoamericana. Porque se trata de una disputa de poder que sobrepasa los actores accidentalmente en conflicto. Ningún texto lo muestra mejor que el Diario que el genial José María Arguedas escribe entre su último intento de suicidio y el suicidio (El zorro de arriba y el zorro de abajo). Hay, a lo largo de estas estremecedoras páginas, un conflicto entre Arguedas y Julio Cortázar -que lo había llamado públicamente "novelista provinciano"-. Pero en realidad, en el sentimiento de Arguedas, que -no olvidemos que es uno de los mayores novelistas de la América Latina-, enfrentará, de un lado, una corriente que estaría formada por Rulfo, Vallejo, García Márquez; y del otro, Cortázar, Carlos Fuentes, Vargas Llosa.

¿De qué se queja Arguedas? "La última vez que vi a Carlos Fuentes lo encontré escribiendo como a un albañil que trabaja a destajo. Tenía que entregar la novela a plazo fijo. Almorzamos, rápido, en su casa. Él tenía que volver a la máquina. Dicen que eso mismo le sucedía a Balzac y a Dostoievsky. Sí, pero como una desgracia, no como una conducta de la que se enorgullecieron". ¿Que acaso no hubieran escrito lo que escribieron, en otras circunstancias? Quién sabe. ¿Qué otra cosa iban a hacer con lo que tenían en el pecho? Perdonen, amigos Cortázar, Fuentes, tú mismo Mario (Vargas Llosa). Creo que estoy desvariando, pretendiendo lo mismo que ustedes, eso mismo contra lo que me siento irritado. Puede que ustedes no tengan mejor, o más y menos razón que yo. Hay escritores que empiezan a trabajar cuando la vida los apena no tan libremente llegado sino condicionado, y están ustedes, que son, podría decirse, más de oficio. Quizás mayor mérito tengan ustedes, pero, ¿no es natural que nos irritemos cuando alguien proclama que la profesionalización del novelista es un signo de progreso, de mayor perfección? Vallejo no era profesional, Neruda era profesional. Juan Rulfo no es profesional. ¿Es profesional García Márquez...? Moliere era profesional, pero no Cervantes.

Y es que Arguedas, que escribe por goce y necesidad, no comprende que la burguesía despoja de su aureola al poeta para transformarlo en un asalariado. No entiende, no entenderá nunca la concepción de la literatura de Vargas Llosa. "El escritor debe trabajar como peón". Pero más allá no ha entendido que en la sociedad burguesa –a la que él transmite el soplo agónico de un mundo mágico–, "la única elección posible es escoger entre el aburguesamiento y –en caso de rechazo de la reflexión– la muerte (perpetrada por el grupo contra aquel que se excluye) o el suicidio" (Arnaud). Arguedas se mata.

Pero el problema no es padecer sino comprender. El Territorio Liberado de Literatura Latinoamericana es hoy escenario del conflicto de las cosmovisiones producidas por la guerra de clase y enfrentamientos de civilizaciones. Ariel Dorfman ha señalado que entre Arguedas y Vargas Llosa hay "dos modos radicalmente opuestos de ver el mundo: las dos cosmovisiones que en este momento se disputan el futuro cultural de América, los dialogantes en una conversación que es la esencia de nuestro continente." La cosmovisión de Arguedas propone la rebeldía, la comunicación con los hombres y el universo, la solidaridad y el combate, la épica. La de Vargas Llosa le opone el fracaso, la incomunicación, el individualismo, la soledad, el miserabilismo. Mejor no soñar, susurra Vargas Llosa. Arguedas, en cambio, sugiere que el hombre debe justamente soñar, puesto que a través de la imaginación original y originaria a través del acto poético que funde hombre con universo, puede salir del abismo de hiel, cada vez más hondo y extenso, donde ya no podrá llegar ninguna voz, ningún aliento del rumoroso mundo. Pero claro, Arguedas y Vargas Llosa sólo representan aquí dos corrientes, dos líneas ideológicas, dos dialogantes, dos protagonistas de una guerra ideológica: el enfrentamiento entre una concepción individualista y una concepción colectiva de la historia.

Literatura y Revolución

No hay sociedad sin arte. El Neanderthal se transforma en hombre cuando comienza a elevar monumentos funerarios hace aproximadamente cincuenta mil años. Desde entonces ha progresado a través de revoluciones técnicas y sociales. El arte es la expresión más alta, pero solo una de sus expresiones. El arte nace de una sociedad y no hay ubicación posible para una teoría de la Literatura sin referencia a la realidad histórica. Y esa realidad es hoy la revolución política. Si nuestras tesis son exactas, la Literatura de América –y esto contra la voluntad de algunos de sus protagonistas– ha jugado y juega un papel profundamente revolucionario. Un trabajo revolucionario que en ciertos momentos históricos coincide con el trabajo revolucionario social. Y la experiencia histórica nos obliga hoy a revisar las relaciones entre la Política y la Literatura: es decir, entre Estado y Arte. ("Puede ser que espiritual o temporal, tiránico o democrático, capitalista o socialista, nunca haya existido sino un Estado, el Estado perro que habla en humo y aullido." Niestzsche, Deleuze-Guattari). La revolución del arte es paralela a la revolución política. ¿Por qué sólo a la revolución política? ¿Por qué solo una revolución? ¿Por qué solo revoluciones exteriores si sabemos bien que las revoluciones exteriores están condenadas al fracaso sin las revoluciones interiores, sin la superación de la relación Amo-Esclavo, luminosamente esclarecida por Hegel? Y allí se levantan los formidables obstáculos erigidos por milenios de barbarie y oscuridad. Freud mostró los mecanismos de la Iglesia y el Ejército. Pero Francois Roustang ha probado que "Freud, que critica de modo radical los fundamentos de las dos sociedades típicas de nuestra civilización, no pudo, sin embargo, encontrar, un modo social diferente para instalar la revolución interior."

Pero eso nos lleva ya a la vasta perspectiva donde se ejercen no ya las guerras de liberación de pueblos o lenguas sino, para utilizar el verso de Lope de Vega, la mera "guerra civil de los nacidos".

NOTAS

1. Hace poco, una Corte Superior de Justicia de Colombia, absolvió a los masacradores de una comunidad indígena, aceptando el argumento del Fiscal: que los "indios no eran seres humanos".
2. Orígenes y creencias de los indios de México. Colección Obras representativas de la UNESCO.
3. Problema racial en la conquista española. Alejandro Lipschutz
4. Borges, políticamente reaccionario y oscurantista, paradójicamente es un revolucionario de la lengua, y llegará a sostener que el español es "un idioma pobre". Con Borges se cumple la paradoja del avaro, que creyendo acumular riqueza para sí solo, en realidad acumula capital para la sociedad. Su ideología escandalosamente reaccionaria no le impide a Borges atacar la estructura del poder lingüístico, último refugio del reaccionarismo que políticamente apoya. Lo que se comprende menos es la admiración beata, desprovista de crítica, que a Borges le tienen los "revolucionarios" políticos. Pero quizás eso sea la fascinación que la magia de la palabra ejerce sobre las mentalidades primitivas.
5. Borges, escritor colonial se titula un penetrante ensayo del profesor Césare Acutis, de la Universidad de Turín.
6. Helio Jaguaribe ha explicado brillantemente "por qué no se ha desarrollado la Ciencia en América Latina", en su Ciencia y tecnología en el contexto sociopolítico de América Latina.
7. Estudios históricos. Manuel Valladares
8. Essai d'analyse structural du Code Civil francais. Arnaud

"El texto, que no registra fecha, fue citado en entrevistas (también en algunas ediciones de sus libros / JGB) por el mismo Scorza, y comentado por intelectuales. Según su hijo, Manuel Scorza Hoyle, nunca fue publicado.

DATOS

EL ORIGINAL. El texto o ensayo Literatura: Primer territorio libre de América, posee 35 folios, maquiescrito, con correcciones a bolígrafo (algunas en blanco, y otras ilegibles, están en paréntesis / JGB) y está separado por subtítulos (hechos por el autor / JGB). No tiene fecha de redacción ni de exposición.

UBICACIÓN. El ensayo fue hallado en la biblioteca del escritor por la familia. Jaime Guadalupe Bobadilla lo trajo a nuestra redacción. Su publicación parcial fue autorizada por Manuel Scroza Hoyle."

Notas de Pedro Escribano, editor de la página Cultural del diario La República, para su suplemento Fama; el domingo 10 de setiembre de 2006, que en 2 páginas, 1 y 7, anunció la existencia de esta extraordinaria contribución de Manuel Scorza, como homenaje al 48 aniversario de su nacimiento. / Jaime Guadalupe Bobadilla

-- Julio Carmona

miércoles, 28 de mayo de 2008

Murió el Poeta Alejandro Romualdo Valle (*)




Último minuto. Sobrina lo halló al interior de su casa. No se descarta el asesinato.



Voz poética. Romualdo en uno de sus últimos recitales a fines del año pasado. No era de presentarse en público, pero sus amigos lo convencieron. Una gran pérdida para la poesía peruana.


Voz de los 50. Los críticos describen su verso como militante, pero Romualdo transitó todas las formas del quehacer poético.


En su estética se destacó más su compromiso.




Lo consideraban el vate más esquivo de la poesía peruana, porque se refugiaba en el silencio, porque les rehuía a las entrevistas en los diarios. Anoche, al cierre de la edición, una noticia lo pone en el titular en contra de su voluntad: fue hallado muerto en su casa dela primera cuadra de la calle Ernesto Plascencia, en San Isidro.


Alejandro Romualdo, uno de los grandes poetas de la Generación del 50, vivía solo. Fue hallado muerto por una de sus sobrinas, Gabriela Cabada, quien dio la noticia a través de RPP.
Ella dijo que su tío estaba en su dormitorio y que muestra golpes en el rostro, por lo que se presume que habría sido asesinado durante un asalto. Habría fallecido hace unos días atrás. Empero, reveló que no faltaría nada de las pertenencias del poeta.


Autor de Canto Coral a Túpac Amaru II, Romualdo nació en 1926, estudió literatura en San Marcos en 1946 y en la universidad de Madrid en 1951. Recibió el Premio Nacional de Poesía en 1949.




Alejandro Romualdo
(Trujillo, 1926- Lima, 2008)





Alejandro Romualdo Valle, escritor, periodista, dibujante y poeta.
Estudió literatura en la Universidad de San Marcos en 1946 y más tarde en la de Madrid en 1951. Colaborador de "La Crónica", "Idea" y "Cultura Peruana" de Lima. Usó el seudónimo de "Xanno", principalmente en sus caricaturas políticas.
Obras:
La torre de los alucinados (1949)
Cámara lenta (1950)
El cuerpo que tú iluminas (1952)
Mar de fondo (1952)
España elemental
Poesía concreta (1954)
Edición extraordinaria (1958)
Poesía de emergencia (1960)
Como Dios manda (México, 1967)



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CANTO CORAL A TÚPAC AMARU,
QUE ES LA LIBERTAD

Yo ya no tengo paciencia para aguantar todo esto
Micaela Bastidas

Lo harán volar
con dinamita. En masa,
lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
le llenarán de pólvora la boca
Lo volarán:¡y no podrán matarlo!
Lo pondrán de cabeza.
Arrancarán sus deseos,
sus dientes y sus gritos,
Lo patearán a toda furia. Luego
lo sangrarán¡
y no podrán matarlo!
Coronarán con sangre su cabeza;
sus pómulos, con golpes.
Y con clavos sus costillas.
Le harán morder el polvo
Lo golpearán:
¡y no podrán matarlo!
Le sacarán los sueños y los ojos
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán.
Y a golpes de matanza lo clavarán:
¡y no podrán matarlo!
Lo podrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros.
A la malatirarán:
¡y no podrán matarlo!
Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.
Querrán descuartizarlo, triturarlo,
mancharlo, pisotearlo, desalmarlo.
Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.
Al tercer día de los sufrimientos,
cuando se crea todo consumado,
gritando ¡libertad! sobre la tierra,
ha de volver.Y no podrán matarlo.

Sobre la infancia
La infancia nos llena la cabeza de luciérnagas,
de polvo las rodillas y los ojos nos cubre dulcemente.
La infancia nos llena las manos de globos y limosnas;
la boca de pitos y azucenas
y nos cobre las espaldas con con sus plumas de cigüeña.
En la infancia son monarcas los ratones y los dientes.
¡Oh la infancia, la hora blanca del reloj,
el tierno silabario, el bonete de los ángeles y el duende!
Uno se siente nuevo, herido por un corcho,
muerto heroicamente sobre un caballo de madera:
amo mi infancia, mi corazón en pantalones cortos.

(de La torre de los alucinados)

El cuerpo que tú iluminas
Porque eres como el sol de los ciegos,
Poesía, profunda y terrible luz que adoro diariamente.
Mis ojos se queman como los ojos de las estatuas mi corazón
padece como una vaso de vino un armario.
Tú eres un puente de agonía,
un mar animado de agua viva y palpitante.
Tú te alzas y brillas: yo giro alrededor de ti;
alta y pura te miro como los perros a la luna,
como un semáforo para morir.
¡Oh Poesía incesante, mi buitre cotidiano,
me tocó servirte en el reparto de sufrimientos:
como un niño exploraba las tierras pálidas del sol.
¡Oh Poderosa!
Yo soy para ti uno de los miembros de esta numerosa familia sideral
compuesta de padres e hijos milenarios.
Yo soy para ti la noche: Tú me enciendes,
ardo en el vientre universal,
rabio con las olas y las nubes,
escribo al girasol que me ama diariamente deslumbrado.
Yo te devuelvo, amor mío,
como un espejo desierto en cuyas entrañas
están las cenizas de donde Tú renaces.
Yo te devuelvo amor,
mi vientre se renueva sin cesar.
Tú te ocultas y muerdes,
entonces, como una ola gloriosa,
llena de dulzura y vigor.
¡Oh Poesía, mi rayo divino y cruel,
clava tu pico, devora el fuego que me abate,
apaga esta zarza inmortal
!He aquí mi cuerpo, roído por las estrellas,
pálido y silencioso como un dios que ha cesado
y que Tú arrastras, borrándolo,
como el mar o la muerte.

(de El cuerpo que tú iluminas)

Si me quitaran totalmente todo
Si me quitaran totalmente todo si,
por ejemplo, me quitaran el saludo de los pájaros,
o los buenos días del sol sobre la tierra,
me quedaría aún una palabra.
Aún me quedaría una palabra donde apoyar la voz.
Si me quitaran las palabras, o la lengua,
hablaría con el corazón en la mano,
o con las manos en el corazón.
Si me quitaran una pierna bailaría en un pie.
Si me quitaran un ojo lloraría en un ojo.
Si me quitaran un brazo me quedaría el otro,
para saludar a mis hermanos,
para sembrar los surcos de la tierra,
para escribir todas las playas del mundo,
con tu nombre, amor mío.

(de Edición extraordinaria)

Responso por un payaso negro
AQUÍ YACE SAM BROWN. Aquí descansa su rueda pálida,
la que hacía girar sencillamente bajo sus pies como un planeta o una ola.
Lejos de su infancia silvestre, de la fiebre sexual,
del tambor y de la danza hirviente. Lejos.
Dejó su infancia de leopardos y grullas y flores exóticas.
Aquí yace, más frío que la luna, más triste que el vino, derramado y oscuro
como un vaso de miel para todas las moscas de la destrucción.
Una familia de arlequines le reza.
Los astros del circo lloran y se apagan: la muerte es una rueda muy traicionera,
un jaguar silencioso que cae desde lo alto
-desde cualquier hora-
como un fruto encendido cae desde cualquier estación.
Aquí yace Sam Brown, más pálido que un espejo bajo la hierba mortal.
Su último traje ya no se arruga,
el traje de la función final en la cual tenía que caer junto
con el telón de la vida y la rueda.
Pidamos que la muerte no nos deje decir nada.
Pidamos que la muerte nos separe,
nos desgaje suavemente.
Pidamos que nos haga desaparecer como un ilusionista.
Roguemos porque la muerte llegue como el extraño que nos pregunta por la hora.
Porque Sam Brown ya no se mueve.
Porque aquí yace Sam Brown como un girasol ciego.

(*) Fuente : Alfredo Rubio Bazán